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Cultura

Crónica
Crónica

​Construcción de un testimonio histórico

Crisanda Ávila
Dulce Andrea R. Gómez

Para no olvidar a uno de los representantes de la historia en Puebla, el Edificio Carolino, que debido a  las innovaciones arquitectónicas de la actualidad ha sido desplazado; se hace un recorrido cronológico desde su construcción hasta la función  que ejerce en el momento. Asimismo se describen algunos aspectos de las instalaciones que cuentan con una carga simbólica y que hacen de este un lugar para reflexionar.  

Contexto histórico

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En la calle 4 Sur, número 104, frente a la Plaza de la Democracia en Puebla, Puebla, se encuentra uno de los edificios más significativos para el Estado. Este gran monumento al conocimiento, la historia y la revolución en México, que se conoce como el Edificio Carolino, cuenta con todo un trasfondo cultural que debela la riqueza intelectual y simbólica presente durante su construcción y ocupación.

 

     Esta obra fue fundada por Melchor de Covarrubias, comerciante de grana cochinilla, y dirigido por los Jesuitas de la Compañía de Jesus, quienes iban de paso hacia la Imperial Ciudad de México y se les solicitó su ayuda para instruir a los jóvenes criollos, dando lugar al Colegio del Espíritu Santo, en 1578. En dicha escuela existían privilegios sobre las clases, puesto que no todos podían asistir a las cátedras impartidas.

 

     Sin embargo, tras la expulsión de los jesuitas, en 1765,  el colegio pasó a manos de otros hasta llegar a ser una Universidad (1937) en la cual se formarían distintas personalidades, desde Ignacio Manuel Altamirano, hasta José María Lafragua, Juan de Palafox y Mendoza y Benito Juárez, entre otros. Más adelante recibiría el denominador de Autónoma (1956), teniendo así todos los derechos intelectuales y creando una separación entre esta y el Estado.

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Recorrido

 

     En cada esquina y rincón del Edificio Carolino pueden encontrarse un sinnúmero de referencias a la religión y el conocimiento; siendo que cada parte de la construcción está encaminada a representar parte de la ideología que tenían los directores del momento. Por un lado puede encontrarse que, en las salas donde se impartía la cátedra, existen diferentes grabados que hacen alusión a María, José y Jesús. Por medio de los colores, las formas e inscripciones, se narra el origen de la luz (Jesús), así como de los valores impartidos por la religión católica. Por otro lado, en aquellos sitios de construcción más reciente, se observa el relato de los avances tecnológicos e intelectuales, refiriendo de forma indirecta al método científico, el positivismo y el predominio de la razón sobre el dogma. Es de esta manera que lo valioso de la edificación reside tanto en lo histórico, las figuras involucradas en su creación, dirección y residencia, como en el fuerte simbolismo que la impregna y el bagaje cultural que implica para aquellos que la consideran su casa de estudios.

 

     Tras el recorrido por el interior del inmueble se encuentran las escaleras que unen los distintos niveles y pasillos, las cuales son tres y hacen referencia a La Divina trinidad. En uno de los espacios al exterior, donde tiempo atrás se encontraban las caballerizas, se puede analizar el discurso impregnado en la arquitectura del Gimnasio de la universidad cuya entrada se encuentra sobre Palafox, a un lado de la biblioteca Lafragua.

     Desde fuera, en uno de los pequeños patios, se puede observar el contraste que se genera con la vista de la construcción más antigua dentro de la edificación que data del S. XVI y la del Gimnasio del  S. XIX cuya arquitectura modernista muestra un discurso relacionado con el conocimiento de la materia. Surge en él una distinción entre la representación religiosa y la de los avances tecnológicos y del conocimiento. Por ejemplo, en las piedras labradas a lo largo de la fachada del gimnasio,  se observa la piedra bruta, posteriormente le siguen unas lisas y por último unas falsas (o ladrillos), mostrando, sin palabras, la historia del progreso. Aquella parte de la propiedad fue inaugurada por Porfirio Díaz, quien era masón, por lo que la estructura tiene símbolos recurrentes como el número tres y el triángulo.

 

         En otro patio, el primero, se puede mirar un reloj de sol que está la parte superior de la estructura y en las ventanas, en la zona de rectoría, unos medallones que en el centro contienen elementos referentes a la virgen María y los símbolos IHS, que aparecen en las puertas de algunos salones. Arriba de dichos medallones se encuentra nuevamente la figura de un triángulo, que, a diferencia de los anteriores, carecen de su punta superior.

 

        El discurso que está plasmado en ellos hace  referencia  a que “se tiene la capacidad de ver un triángulo porque se es parte de Dios, y este concedió la facultad de ver lo que no hay”. A su vez se dice que: “Las piedras que desecharon los arquitectos son ahora la piedra angular, la piedra clave”, siendo así  este un recurso pedagógico y didáctico intencionado de la iglesia para motivar a los alumnos del Colegio.

 

       La lectura que se hace de este patio, con forma cuadrada y  una fuente circular a la mitad, es la del medio que conecta con el cielo, conformando así una interpretación del universo  remitiendo a la percepción antigua de que la tierra era cuadrada y plana. Este discurso nuevamente se da con propósito de dar un mensaje a las mentes educadas, para guiar su observación, teniendo siempre en cuenta el punto donde todo se origina y el camino a donde se va.

 

      Este recinto significa toda una historia que conocer y apreciar ya que forma parte de la identidad de los mexicanos. Da una muestra de la lucha de aquellos que, a través del saber y la educación, han buscado modificar las condiciones que generan desigualdad, dominación y crueldad de unos hombres a otros. Prueba el amor al arte presente en el conocimiento y, a cada recodo que se mire, le da una significación y lo atiborra de símbolos que prueban la capacidad del humano, complejo por naturaleza, para construir una realidad que gira en torno a abstracciones y signos que sólo este puede entender.

Guía del recorrido: Enrique Bagatella.

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